Lanzado dos años después de la película en la que se basaba, este juego parecía destinado al fracaso. Sin embargo, ese retraso fue su mayor bendición. Liberó al equipo de desarrollo, en su mayoría novatos que nunca habían hecho un juego, de la presión de un lanzamiento simultáneo con la película. Esta libertad les permitió experimentar. La prueba más clara fue su legendario modo multijugador para cuatro personas en pantalla dividida. Esta característica, que definió una era de reuniones sociales en el sillón, no estaba en el plan original. Fue añadida en los últimos meses de desarrollo, casi como un proyecto secreto, porque el equipo se dio cuenta de que la consola tendría cuatro puertos para mandos y, gracias al tiempo extra, decidieron probar la idea. Sin ese retraso, una de las experiencias más icónicas de los 90 nunca habría existido.